1. Indicios. Digámoslo sin tapujos: tres años después, el discurso de la implantación del mandato del 1 de Octubre ha decaído. Ya no es ni siquiera una consigna política, ahora mismo es pura retórica. Y la duda, en vigilias de elecciones, es decir, de un momento en el que por encima de todo se busca la fidelidad de los electores, es saber qué puede dar más resultado: seguir alimentando la fe de los más creyentes o pensar en los muchos agnósticos que probablemente decantarán la batalla.
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