1. Arbitrariedad. Nada sustancial ha cambiado desde el 27 de diciembre, cuando se empezó a vacunar en Europa. Y aun así las dudas vuelven a empapelar los escenarios. Aquí y fuera de aquí, unos gobernantes con ganas de dar buenas noticias generaron expectativas sobre la vacunación que no se correspondían con los planes para hacerla efectiva, ni con las complejidades del suministro, ni con la capacidad del sistema sanitario.
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